lunes, 12 de agosto de 2013

Crepusculo negro

Esta es una pequeña historia que escribi. Espero ver sus opiniones si la continuo o simplemente la dejo donde esta.



¿Qué es lo mejor para defender tu hogar? ¿Una voluntad fuerte? ¿Una gran ansia de lucha? ¿La resistencia para soportar todo lo que te ataque?
Si descubrieras que no importa cual elijas, existe algo que te lograría quebrantar, ¿qué pensarías?
En lo profundo de un valle boscoso, rodeado por una bruma impenetrable existe un pueblo de poderosos y antiguos herreros, creadores de las más grandes maravillas bélicas del mundo. Armas y armaduras mágicas que brindaron la victoria a sus portadores, nacieron allí. Ryujin heredero de muchas técnicas relacionas con el fuego de los dragones, lideraba actualmente el pueblo. Sus trabajos eran legendarios y decían que ninguna de sus creaciones tenía una igual, todas eran únicas e irrepetibles. Muchos viajaban largas distancias para tratar de obtener alguna de sus obras pero jamás obtenían nada y nadie sabía el por qué pero una antigua leyenda del pueblo decía que solo una vez una persona obtuvo una creación de la familia de Ryujin, algo tan poderoso que obtuvo su propio lugar en la historia del mundo.
En la costa oriental del continente, los restos de una antigua ciudad se alzaban. Desconocidos los que la ingeniaron, compuesta por tantos callejones que la convertían en un laberinto. Nadie se acercaba a las ruinas a pesar de las historias de grandes tesoros que la rodeaba y era debido a las criaturas que vivían dentro. La historia tras ellas era una mezcla de rumores y cuentos para asustar a los niños antes de dormir. La más conocía era que el rey de la ciudad obtuvo un arma sin comparación, lo convirtió en un hombre con el mismo poder de una legión completa de soldados pero su precio  fue alto. 
Cuando obtuvo las victorias que tanto había anhelado, el arma cobro el pago por servirlo con lealtad. Plasmo las más grandes tentaciones en todos los habitantes de la ciudad, probando la fuerza de sus voluntades y mentes. Uno a uno cedieron ante los placeres que el arma les ofreció incluso los más fuertes, siendo convertidos en criaturas espantosas que habitarían por siempre sus calles, quedando solo el rey como único habitante humano, prisionero de su propio castillo temeroso de aquellos que antes fueron su pueblo pero siempre en busca de niños que usar como sacrificio para las criaturas que deseaban sangre.
Dentro de una taberna en el centro de una ciudad costera, varios hombres observaban a un joven no mayor de 20 años mientras planteaba una búsqueda suicida. Su plan consistía en hacer una incursión en la ciudad del crepúsculo para obtener los míticos tesoros que la llenaban pero principalmente la legendaria arma que le dio poder sin igual al monarca.
—No sé cuál es su temor —preguntaba el pelinegro con una sonrisa sarcástica. —Solo necesitamos un buen plan para lograrlo. Ustedes serán ricos y yo obtendré un arma nueva para mi colección —paseo su mirada por todos los que lo observaban. — ¿Que me dicen? —cuestiono bajando de la silla donde estaba parado, dando un trago a la cerveza en su mano.
—Es un viaje suicida. No tenemos la certeza que los tesoros son reales —comento uno de los hombres.
—Eso es parte de la aventura. No sabía que los hombres de Belmar eran unos cobardes.
Esa insinuación provoco una revuelta dentro de la taberna. Sillas volaban por los aires, jarras eran destrozadas en las cabezas de los hombres pero nadie atacaba al que provoco todo. Sentado en su mesa, el pelinegro de una estatura promedio bebía su cerveza mientras revisaba un viejo escrito con la supuesta ruta que los llevaría a la cámara de los tesoros.
Cuando la revuelta finalizo, un grupo mayor se formó alrededor del mercenario. Todos lo miraban expectantes, en sus ojos se podía notar la sed de aventura que los embargaba luego de haber pensado las cosas bien.
—Entonces partiremos en la mañana —dijo el joven levantándose de la silla.
— ¿Cuál es tu nombre?
— ¿Mi nombre? ¿Para qué quieren saberlo?  
—Necesitamos saber cómo dirigirnos a quien nos guiara.
 —Está bien. Pueden llamarme Nyutan.
Dicho esto Nyutan, subió por la escalera que guiaba a los cuartos de la taberna, entrando en su cuarto mientras dejaba que los hombres de Belmar se organizaran para empezar la aventura.  En su cuarto preparo su equipo también; una daga oculta en su cinturón, una espada atada a su espalda y una armadura ligera echa de rúnica, una aleación ligera e imposible de romper.
En la taberna los hombres tenían sus propios planes. Iban a seguirlo hasta obtener los tesoros y cuando obtuviera el arma, se la robarían dejándolo como alimento de las criaturas del laberinto. Tenían la certeza que podrían dominarlo por la superioridad numérica con la que lo aventajaban. Acordando la forma en que efectuarían todo, cada uno tomo su camino hacia los diferentes puestos comerciales para obtener las provisiones necesarias.
Despuntando el alba Nyutan esperaba a los hombres que empleo en la entrada de Belmar. Junto a él un corcel vino tinto movía su crin, impaciente por empezar a cabalgar. Una palmada en su cuello y unas palabras suave calmaron al caballo que solo libero un leve relincho cuando entre la bruma de la mañana, aparecían todos los mercenarios de la ciudad. De un salto subió a su caballo, mirándolos de reojo.
 — ¿Están todos listos?  —cuestiono evaluando el equipo que llevaba cada uno de ellos.
 —Estamos preparados para todo.
 — ¿Llevan suficientes provisiones y armamento?
 —Lo suficiente para varios días de viaje.
Con un golpe al costado de su caballo, Nyutan lideraba la marcha, llevando muy bien resguardado el escrito. En la blanca superficie de la playa quedaban las huellas de los caballos que llevaban a los hombres, desapareciendo con el primer oleaje del día. La bruma mañanera en cuestión de horas cubrió por completo sus cuerpos, desapareciendo completamente entre sus blanquecinos pliegues.
Medio día tardaron en dejar atrás la playa, deteniéndose a descansar en la entrada del bosque. Los hombres se separaron en dos grupos: uno de ellos eran los pescadores que perdieron sus trabajos cuando la flota de la ciudad fue llamada a servir como embarcaciones de guerras mientras el otro eran soldados que fueron retirados de servicio por sus gustos de matar a todos los que eran capturados en batalla. Para la ciudad eran parias pero para el pelinegro representaban un grupo dispuesto a correr cualquier riesgo por algo de dinero. Una parte tenía familia que cuidar pero el resto eran personas que nadie extrañaría por lo que si algunos morían no afectaría a la ciudad.
Bajo un árbol, almorzaba completamente solo Nyutan. Nadie sabía de donde había venido ese muchacho, solo había aparecido un día moribundo en las puertas de la ciudad vestido con una armadura que cualquier soldado envidiaría y armas de una calidad jamás vista en Belmar. Hablaba de tesoros sorprendentes, de criaturas fantásticas y magia desconocida para todos. En un principio fue tratado como un demente, negándole el acceso a la ciudad pero el dueño de la taberna fue compasivo y en contra de las órdenes del alcalde de la ciudad, llevo al joven a su negocio durante la noche de luna nueva. Con algo de alimento en su sistema junto a una buena noche de descanso, el aspecto del joven paso de loco a sabio.
Sus palabras tenían más sentido y todas tenían relación con la ciudad del crepúsculo, resguardada por el bosque de las mil sombras. El anciano pensaba que el joven debió pasar por algo traumatizante ya que a pesar de que su equipo era de la más alta calidad, él solo jamás hubiera podido cruzar ese bosque maldito y llegar a la ciudad en una sola pieza. Como nadie parecía interesado en saber lo que quería contar, solo se lo veía en la ciudad a la hora de las comidas, desapareciendo el demás tiempo en la playa o los bosques volviendo cargado de cosas que escondía en su habitación a la que nadie podía entrar ya que tenía el respaldo del dueño.

***
Cuando termino su comida, volvió a empacar todo dentro de la mochila negra que llevaba en su espalda. Limpio todo observo a los hombres, haciendo una señal para que apuraran sus alimentos.
 —Iré a revisar el perímetro del bosque. Cuando terminen de comer quiero que armen dos grupos balanceados. Uno ira a explorar el bosque y el otro las formaciones rocosas en la orilla del risco.  —lanzo una bolsa de cuero negra a cada uno.  —Dentro encontraran una sustancia explosiva. Detónenla si necesitan ayuda.
 —Está bien pero si encontramos algo de valor, ¿Qué hacemos con ello?
 —Guárdenlo y regresen a este lugar. Nos reuniremos cuando caiga la noche.
Dada las órdenes tomo un camino que bordeaba el bosque, galopando a gran velocidad. Ese camino se bifurcaba unos metros más adelante, llevando hacia una cueva el camino derecho mientras el izquierdo hacia una vieja cabaña abandonada. Ese era su objetivo. Ese había sido el hogar de un poderoso soldado y un viejo libro decía que bajo el piso de roble, estaban ocultas las armas que usaba cuando combatía. Interesado en obtenerlas siguió el camino sin descanso, pendiente del horizonte para no llegar tarde a la reunión.
Tres horas se fueron en el trayecto, arribando a una cabaña casi en ruinas bajo el cobijo de muchos árboles. Sus paredes estaban casi enteras, solo el techo había sido el más afectado por el inclemente tiempo. Ansioso dejo a su caballo atado fuera de la estructura, entrando por la puerta sostenida a penas por las placas de acero oxidado. Todo seguía en su lugar cubierto por polvo y hojas de los arboles además de que gran parte de las habitaciones habían sido tragadas por una densa vegetación producto de la exposición a los cambios climáticos. Usando su daga empezó a podar las plantas, gastando algunas horas más en ese trabajo, notando por la posición del sol que no le restaba mucho tiempo antes que tuviera que volver al sitio de reunión. Cuando el piso de madera quedo visible de nuevo dejo la daga en su funda, usando sus manos para buscar una zona con una ligera diferencia entre elevaciones. Cerca del centro del cuarto la encontró, volviendo a usar su daga para levantar la placa de madera, revelando una serie de escalones que se perdían en la oscuridad.
 —Bueno un poco más. Puedo llegar tarde a la reunión  —murmuro Nyutan bajando por hacia la oscuridad del pasaje.

4 comentarios:

  1. Atrapante, sinceramente. Espero ansiosa que hagas una continuación Ed, me declaro fan nro 1 desde ahorita :3 Noté que mejoraste muchísimo en puntuaciones,lo que es muy importante. Seguramente a todos les guste....y puedas hacer la continuación, igualmente siempre puedo ir y amenazarles con una daga en la nuca o.ó(?
    No, ya en serio. Muy buena historia Ed, quiero saber que pasa en el pasaje D:

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  2. Es una buena historia Edu, me agrada la descripción, la ambientación. El elemento fantasía siempre me ha atrapado, entonces espero sinceramente leer más, pues es una historia emocionante, o al menos eso pinta. Has mejorado mucho en la redacción, lo cuál es algo sumamente agradable. Bueno, espero la próxima edición.

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  3. Me gusta!!!! me has dejado picada y curiosa porque encontrara ahi debajo n.n Vas mejorando mucho y el tema me atrapa! quiero leer continuacion :3

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  4. Me ha encantado!! quiero leer como sigue la historia, si habrá guerras o alguna lucha con una buena estocada o revés ^^
    Yo no opino sobre la redacción y escritura ya que no sé como escribías antaño y de todas formas me gusta como escribes ^^

    Ánimo! quiero leer más!!

    Que escribas te digo!! ò.ó....XD

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